Productividad, industrialización y economía circular ¿Cómo se conectan estos temas?
25 julio 2021El encuentro técnico congregó a empresas y profesionales que ven en la industrialización el camino para avanzar hacia la productividad y la sustentabilidad de la construcción.
En el encuentro técnico de junio, Juan Domingo Pau, gerente de Proyectos de Matrix Consulting, presentó los principales hallazgos del estudio de productividad elaborado por su consultora para la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) con la colaboración de empresas y la Comisión Nacional para la Productividad; mientras que el presidente de Construye2025, Pablo Ivelic, compartió su mirada sobre productividad, sustentabilidad y economía circular.
La investigación encomendada por la CChC recogió datos de más de 100 obras y consideró 400 entrevistas, más varios talleres, tanto en Chile como en el extranjero, dejando en evidencia cómo la construcción se ha ido acercando a la productividad, junto con las buenas prácticas que otros países han desarrollado en este sentido. ¿Por qué afuera hay mejores índices en este sentido? Según Juan Domingo Pau, son muchas las variables que influyen en la productividad de una obra: digitalización, capital humano, regulación, entre otras.
“Las obras en Chile están mucho más cargadas a lo que es la construcción en sitio y, esporádicamente, uno puede ver ciertos esfuerzos por utilizar más el elemento prefabricado. Quizás las constructoras más grandes han avanzado más en ese camino, pero, al menos en el grueso de la construcción en Chile, la albañilería tradicional es lo que sigue primando”, comentó el gerente de Proyectos de Matrix Consulting.
Otra de las conclusiones del estudio fue que, si Chile alcanzara el nivel de productividad que tienen países más desarrollados, el potencial en términos de producto interno de la construcción sería de 13 mil millones de dólares adicionales para la economía, pasando desde los 19 mil 700 millones de dólares que genera la construcción hoy día a más de 30 mil millones de dólares. “Esto es equivalente a generar 52.000 viviendas adicionales, para 155.000 personas y 1.500 kilómetros adicionales de autopista. Por lo tanto, no es solamente un número que es más plata, más volumen, sino que tiene un impacto muy directo en la calidad de vida, en el día a día”, sostuvo Juan Domingo Pau.
La construcción genera un 36% del volumen de residuos a nivel mundial. En Chile, de los cerca de 21 millones de toneladas de residuos sólidos, un tercio proviene de dicha industria y el volumen de escombros durante el trabajo de construcción de un edificio es cerca de 0,26 metros cúbicos por metro cuadrado construido, mientras que el número internacional alcanza 0,14 metros cúbicos por metro. “Hay que ir empujando a mejores prácticas ambientales. Probablemente, una gran parte va a venir de la regulación y es lo que hemos visto en los países más desarrollados. Pero, otra parte bien relevante viene de los mismos stakeholders, de los usuarios de la infraestructura, de quienes compran las viviendas”, dijo el ejecutivo de Matrix Consulting.
Eficiencia y seguridad
Otro hallazgo del estudio fue que las obras que utilizan más prefabricados tienen mejores índices de seguridad, probablemente, debido a la limpieza que hay dentro de la obra, que -según Pau- es mucho más organizada. Asimismo, al haber menos escombros, el manejo de residuos mejora. En este sentido, la investigación rescata el papel de la madera y los materiales reciclados en la sostenibilidad.
“Hay mucho que se puede hacer a nivel del Estado, por ejemplo, a través del poder comprador y las licitaciones. En las bases técnicas de los hospitales o infraestructura pública para incorporar la mirada de prefabricación que tiene beneficios en costos y también en rapidez. Por último, un tema bien importante, a nivel de empresas, es poder mejorar la calidad y la disponibilidad de los datos, no solamente en cuanto al impacto ambiental que tienen ciertas obras: generación de residuos, emisión de gases de efecto invernadero; sino también sobre cómo se evalúan los proyectos, es decir, cómo se compara la alternativa prefabricada con la tradicional en términos de marca, eficiencia, mano de obra y otras variables”, señala el consultor de Matrix Consulting.
Por su parte, la secretaria ejecutiva del CCI, Katherine Martínez, aprovechó de destacar los aspectos positivos de los diseños libres de residuos o que implican la reutilización de materiales. “Lo que busca la economía circular aplicada a construcción es tratar de retener materiales y recursos el mayor tiempo posible en el ciclo de vida de los proyectos y, para eso, hay varios principios de diseño que son muy aplicables en industrialización, como la edificación por capas, el diseño para la adaptabilidad, para el desensamblaje o la selección de materiales. Hay oportunidades para la industrialización que se pueden evidenciar en las experiencias de distintos socios del CCI”, acotó.
Finalmente, el presidente de Construye2025, Pablo Ivelic, destacó el estudio ejecutado un año atrás por el programa impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción, que comparó la ejecución de obras industrializadas con la de obras tradicionales y determinó que se utilizan entre un 34% y un 50% menos trabajadores en las partidas que están industrializadas. “Singapur se planteó hace mucho tiempo lograr una tasa de accidentabilidad grave igual a cero y lo hizo industrializando sus procesos, la industrialización fue el puente, el mecanismo para lograr reducir de manera relevante las tasas de accidentabilidad”, señaló.
Igualmente, Ivelic, valoró la reducción de plazos en la construcción industrializada, donde se automatizan procesos, las programaciones son rítmicas, la pérdida de materiales disminuye y los residuos son tres veces menores que en una construcción tradicional. “Los retrocesos en obras industrializadas son entre un 8% y un 27% menos que en obras tradicionales. Ahora la pregunta es ¿por qué si existen tantos beneficios seguimos ejecutando obras de manera tradicional? Por cierto, también hay costos asociados: logísticos, de transporte, estructuración e inversión en nuevas tecnologías”, dijo.
Además, el presidente de Construye2025 se refirió a las barreras culturales que enfrenta la industrialización, recordando que los cambios culturales no son técnicos sino adaptativos, razón por la cual los colaboradores deben estar convencidos de lo que se está haciendo. A modo de síntesis, Pablo Ivelic, comentó que, si un proyecto se diseña y licita pensando en una construcción tradicional, los oferentes no pueden incorporar sistemas industrializados porque tendrían que ‘deconstruir’ el proyecto. “Para industrializar, necesitamos participar de manera temprana en un proceso de diseño y romper, de esta manera, con la fragmentación tradicional que tiene nuestra industria, desde la etapa conceptual. Tienen que participar no solamente arquitectos y proyectistas, sino que también cliente, constructores, subcontratistas y proveedores”, apuntó.
El estudio sobre industrialización, productividad y economía circular recogió 66 recomendaciones que están disponibles en la página de la Cámara Chilena de la Construcción.
El Encuentro Técnico está disponible AQUÍ.