Las ciudades son dinámicas, están en continuo cambio y deben enfrentar desafíos económicos, sociales y ambientales. Sin embargo, estos desafíos son también oportunidades para afrontar, por ejemplo: la vulnerabilidad climática y descarbonización productiva que países desarrollados han transformado en misiones para regenerar ciudades y también para generar nuevas ciudades hacia el 2050, a partir de la innovación y nuevas formas de colaboración en ciudades inteligentes.
El motor de las ciudades inteligentes es el conocimiento. Mediante el cual se puede innovar, crear valor para acelerar la adaptación y potenciar el desarrollo de las ciudades y territorio. La adaptación de las ciudades requiere innovación y transformación hacia ciudades más resilientes, más sostenibles con mayor cohesión y así planificar para fortalecer sistemas dinámicos de ciudades inteligentes.
La planificación urbana de ciudades inteligentes requiere soluciones ágiles, que permitan elevar su eficiencia con analítica avanzada basadas en datos y así optimizar la toma de decisiones. Para la aceleración del desarrollo del territorio se dispone de: inteligencia artificial, big data, realidad inmersiva hasta planificación en tiempo real. Lo cual, no es futuro, es la forma en que se realiza planificación avanzada del territorio basada en conocimiento, con innovación y aceleración para ciudades inteligentes que pueden elevar la calidad de vida de las personas.
Así, las ciudades inteligentes son cruciales para incrementar la productividad, también en la industria de la construcción porque la planificación urbana constituye el primer eslabón en el proceso de edificación antes de la formulación del proyecto, construcción y mantención. Por lo tanto, la planificación de ciudad inteligente puede potenciar y acelerar el entero proceso de edificación.
En nuestro país la industria de la construcción tiene entre sus retos: aumentar la productividad, transformación tecnológica y descarbonización al 2050. Se agrega el desafío país del creciente déficit habitacional. Ante este escenario, la construcción industrializada se considera una solución ágil y eficiente para abordar el desafío del déficit habitacional. Este desafío se podría transformar en una oportunidad para afrontar el déficit de planificación urbana y territorial y así avanzar hacia planificar ciudades inteligentes basadas en conocimiento e innovación. Lo cual permitiría optimizar la adaptación de las ciudades para un desarrollo urbano sostenible y definir la regeneración y generación urbana, transformación que se podría acelerar mediante la construcción industrializada sostenible.
La construcción industrializada puede incidir positivamente en disminuir impactos ambientales con su sistematización y automatización al reducir el carbono operacional, también puede disminuir el carbono incorporado. Además, la construcción industrializada puede contribuir a reducir el impacto en interrupción y alteración en la ciudad que genera la ejecución de la obra in situ. Es decir, la construcción industrializada tiene atributos que favorecen la descarbonización de las ciudades.
Todos estos desafíos y oportunidades requieren construir conocimiento, potenciar capacidades, apertura hacia nuevas formas de colaboración e interacción con actores diversos de ecosistemas de innovación, con los cuales es posible explorar y materializar soluciones para el desarrollo sostenible.
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