Modular y humano: la reconstrucción post incendio que marcó un antes y un después en Viña del Mar
25 Abril 2025En el corazón del sector El Olivar, una alianza entre el socio CCI ETERNA, más Elemental y la Municipalidad de Viña del Mar demostró que la industrialización puede ser sinónimo de velocidad, calidad y dignidad.
En febrero de 2024, Viña del Mar vivió uno de los desastres más devastadores de su historia reciente: un mega incendio que arrasó con miles de viviendas, dejando a familias completas sin hogar. Fue en ese contexto de urgencia y conmoción que nació uno de los proyectos más emblemáticos de reconstrucción urbana post emergencia en Chile. En calle Chusmiza, sector El Olivar, se levantó un edificio que no solo devolvió la esperanza a quienes lo habitan, sino que se convirtió en un modelo de innovación replicable para el futuro del país.
El proyecto fue ejecutado por la empresa ETERNA, especialista en construcción modular 3D, en conjunto con la oficina de arquitectura Elemental –dirigida por el reconocido arquitecto Alejandro Aravena– y bajo el alero del programa “Pequeños Condominios”, impulsado por la alcaldesa Macarena Ripamonti y financiado por fondos gestionados entre el Serviu Valparaíso y el municipio.
“Vimos una oportunidad única de poner nuestras capacidades industriales y tecnológicas al servicio de una causa urgente”, señalan desde ETERNA.
El resultado: un edificio de cuatro pisos compuesto por cuatro departamentos de 60 m², construido en solo 60 días de fabricación y 1 día de montaje, gracias al uso de módulos estructurales completamente terminados en planta, ensamblados como piezas de un rompecabezas con una precisión que solo la industrialización puede ofrecer.
Diseño, precisión y colaboración
El desafío era complejo: un terreno urbano con restricciones logísticas, presión de tiempo por parte de una comunidad damnificada y la necesidad de cumplir con exigencias estructurales y sísmicas. Pero la estrategia fue clara: industrialización desde el diseño. Los módulos MMC1 módulos estructurales en 3D, fabricados en planta bajo condiciones controladas, incorporan estructura metálica, aislación, revestimientos, ventanas, y sistemas eléctricos y sanitarios listos para su uso.
Gracias a la implementación de herramientas como BIM y procesos robotizados, el proyecto logró una coordinación impecable entre diseño, fabricación, logística y montaje. Elemental, ETERNA y los equipos técnicos municipales trabajaron en una sinergia digital que permitió optimizar los tiempos y minimizar errores, generando un proceso constructivo cercano a la manufactura avanzada.


Productividad con propósito
Los beneficios del enfoque industrializado no solo fueron técnicos. El impacto ambiental se redujo drásticamente: 85% menos residuos, 90% menos uso de agua, y una mejora en la eficiencia energética que le valió al edificio una calificación A bajo la normativa DS49. Además, se garantizó mayor seguridad en obra y una trazabilidad completa del proceso constructivo.
Este nuevo paradigma demostró que la inversión inicial más alta se compensa con creces por los ahorros en tiempo, materiales y menor impacto urbano. La comunidad, por su parte, recibió con entusiasmo el proyecto: valoraron la calidad del diseño, el confort térmico y, sobre todo, la rapidez con que volvieron a tener un hogar.
“Pudimos demostrar que es posible entregar viviendas permanentes, bien diseñadas y construidas en tiempo récord, sin sacrificar calidad ni confort”, afirman desde ETERNA.

Un modelo para replicar
Más allá de su impacto inmediato, el caso de calle Chusmiza se perfila como un modelo replicable. Actualmente, ETERNA y sus socios ya exploran adaptaciones de este enfoque a otras tipologías de vivienda social e infraestructura pública. El aprendizaje técnico fue contundente: hay que diseñar pensando desde lo industrial, coordinar tempranamente y confiar en que la modularidad es capaz de adaptarse incluso a contextos urbanos complejos.
El Consejo de Construcción Industrializada celebra este caso como un ejemplo de cómo la colaboración público-privada, la innovación tecnológica y la voluntad de responder con rapidez y calidad pueden transformar el futuro de la construcción en Chile.




