Spoerer Ingenieros: Despegue de la mano de BIM y la integración temprana

19 febrero 2025


poerer Ingenieros ha logrado optimizar costos, tiempos y calidad en la construcción mediante la integración temprana, metodologías colaborativas y tecnología BIM. Su experiencia demuestra cómo la estandarización y la digitalización impulsan la productividad y reducen desperdicios, sentando las bases para un modelo más eficiente y colaborativo en la industria.

Algunos de los casos de éxito presentados en actividades del Consejo de Construcción Industrializada (CCI) evidencian las ventajas de adoptar metodologías colaborativas y el uso de herramientas tecnológicas como BIM, capaces de optimizar recursos y mejorar la trazabilidad de la información. Entre ellos, destaca la voz de Rodrigo Pérez, socio y gerente de proyectos en Spoerer Ingenieros y Asociados, quien ha compartido con los socios del CCI experiencias concretas con resultados positivos en productividad y reducción de plazos. Asimismo, ha podido reflexionar sobre los desafíos culturales que enfrenta la industria y la necesidad de un liderazgo que motive la innovación desde el diseño, promoviendo la colaboración de los principales profesionales involucrados y colocando como principal objetivo el resultado final del proyecto en cuanto a costos y plazos.

El aporte del ingeniero estructural en la búsqueda de aumentos de productividad queda patente en las vivencias que el gerente general de Spoerer, quien resalta cómo la inversión en una buena ingeniería, la estandarización de productos y procesos internos, y un trabajo colaborativo inicial que logre plasmar la experiencia de los profesionales involucrados en el nuevo proyecto, impulsan mejoras sustanciales en obra. “La integración temprana es fundamental”, afirmó el ingeniero en la actividad “Construcción Industrializada: Forjando el Futuro con Ingeniería Innovadora”, realizada en 2024 en el Colegio de Ingenieros.

En la ocasión, el profesional hizo hincapié en la importancia de formar una mesa de integración temprana compuesta por el mandante, el constructor, el arquitecto el ingeniero estructural y un coordinador de innovación, en la que se propongan ideas para optimizar costos y principalmente plazos, respecto a esto último a su juicio es clave la experiencia del constructor para proponer mejoras que generen ahorros de plazo, por ejemplo propuestas como, incorporar una solución industrializada, o construir una losa de fundación en vez de zapatas aisladas. Por su parte, el ingeniero, basado en su experiencia, aporta propuestas que logren ahorros en acero, hormigón y moldaje. Y por último, el arquitecto y el inmobiliario también pueden proponer estructuraciones alternativas que quieran evaluar, por ejemplo, proponer 1 torre de largo 80 m en vez de 2 torres de 40 m dilatadas entre sí. Posterior a esto, el equipo de Spoerer Ingenieros, en un plazo de 1 mes, modela, diseña normativamente y cubica el proyecto para cada una de las propuestas en forma independiente.

Luego, con el costo de acero, hormigón y moldaje asociado a cada alternativa que entrega Spoerer, con el ahorro asociado a la disminución de plazos informada por el constructor, y con el costo directo y el flujo financiero asociado a una solución industrializada, el mandante tiene toda la información para tomar la mejor decisión y optimizar su proyecto. “Esta metodología cambia el flujo de un proyecto tradicional en el que inmobiliario y arquitecto conciben el proyecto, luego se lo entregan al ingeniero con plazos muy acotados, quien se lo entrega al constructor para que lo cotice, y recién en ese momento se dan cuenta que el costo del proyecto está por encima de sus expectativas y toman las tijeras para recortar costos. En ese momento cambiar es caro porque la ingeniería de detalle ya se hizo y porque la constructora ya entró al terreno y los tiempos apremian”. Este proceso de integración temprana es diferente porque optimiza el edificio al inicio para lograr un precio objetivo, según Pérez, ha permitido reducir entre 5 y un 8% el costo de acero, hormigón y moldaje.

Antes de consolidar este enfoque, la oficina debió adaptarse a importantes cambios normativos tras el 27F, situación que impulsó la formación de un departamento de desarrollo que con los años derivó en un “spin-off” llamado BTD, cuyos objetivos principales fueron primero, crear una plataforma de diseño estructural para sus ingenieros basada en la nueva norma de diseño sísmico post 27F y segundo, implementar BIM mediante el uso de Revit. Inspirados en la visión de su fundador, Eduardo Spoerer, que ya desde los años 80 se manifestaba, cuando junto a su socio trajeron a Chile desde California, Estados Unidos, una cinta magnética con el Tabs77, primer software de análisis estructural tridimensional, que se procesaba en el único computador que tenía la Universidad Católica y que era del tamaño de una sala completa. 

Este desarrollo permitió estandarizar los procesos de ingeniería y dibujo y aumentar la productividad en la oficina, reduciendo el uso planillas aisladas y procesos duplicados, además, mejoró la calidad de sus proyectos y atrajo nuevos clientes, sentando las bases para incorporar desarrollos más sofisticadas y potenciar una ingeniería que aporta valor desde etapas cada vez más tempranas, gracias a la coordinación BIM, la integración temprana de ingeniería y el acero industrializado (www.corteydoblado.cl)

El valor de cuantificar costos y tiempos

La metodología descrita por Pérez incluyó la comparación de múltiples alternativas de diseño a través de modelos virtuales, ajustando variables como la cantidad de muros, el tamaño de las losas, el tipo de fundación o la adopción de elementos industrializados. Uno de los ejemplos relatados muestra cómo en un edificio sin subterráneos se redujo el plazo entre la excavación de fundaciones y la ejecución de los muros del piso 1, de 32 a 17 días al optar por una losa de fundación en lugar de zapatas corridas. Aunque el refuerzo en acero aumentó al triple, gracias a la drástica disminución de plazos se logró un ahorro global de 750 UF por cada edificio. “Para que este método resulte es clave un trabajo colaborativo en el que la constructora sincere y muestre cómo disminuir los plazos y costos del proyecto, esa colaboración se logra compensando los riesgos y colocando muy bien los incentivos”, señaló Pérez, enfatizando la relevancia de una colaboración abierta en la fase inicial de cualquier proyecto.

En otro caso, se presentaron doce propuestas para un proyecto habitacional, siendo acogidas por el mandante ocho de ellas, entre las que está la eliminación de algunos estacionamientos y la redistribución de muros con miras a optimizar recursos. Cada variante se modeló por separado, estableciendo comparaciones precisas en kilos de acero, volumen de hormigón y metros cuadrados de moldaje. Bajo ese esquema, Spoerer presentó los miles de UF ahorrados al modificar el diseño inicial. Para Rodrigo estos ejercicios de cuantificación facilitan el objetivo de la mesa de integración temprana de lograr un precio objetivo. El resultado es una menor probabilidad de sorpresas en la obra y un aprendizaje continuo que fortalece la cultura de la colaboración.


Este mismo enfoque se aplicó en proyectos de gran escala, como “Mon Amour” de Imagina, un edificio de 28.000 m2 donde el rendimiento de mano de obra casi se duplicó, se recortaron 28 días de trabajo gracias a la adopción del acero industrializado y la merma de acero bajo de un 10% a un 1.1% (80 ton de acero menos). Spoerer tiene la capacidad de modelar cada fierro en BIM, incluso las patas de losa, y enlazarlo con máquinas de corte y doblado, con esto se reducen las pérdidas de material y se agiliza la ejecución. Pérez enfatizó que como en toda innovación el acompañamiento inicial es esencial para que esta prospere: “Para innovar, hay que convencer al número uno; si el líder no apoya estos cambios, la resistencia en los mandos medios puede frenar el proceso”. De esta forma, la implementación de tecnología y buenas prácticas se traduce en ahorros tangibles y aprendizaje continuo para todos los actores.

Tecnología aplicada y un futuro colaborativo

En la visión de Spoerer Ingenieros, la digitalización de la información es un factor clave para afianzar las buenas prácticas. La introducción de códigos QR en la viñeta de los planos, por ejemplo, ya permite que cualquier maestro o inspector de obra acceda a versiones actualizadas de planos y modelo, evitando confusiones y reprocesos habituales en un entorno tan dinámico. Además, la incorporación de herramientas de análisis, como Power BI, facilita reportes detallados de avance, volúmenes y costos de acero en tiempo real, algo que ha ofrecido a las constructoras datos sólidos para la toma de decisiones. Para Pérez, este sistema de acompañamiento contribuye a que la curva de aprendizaje no recargue a los equipos, sino que refuerce el cambio cultural imprescindible para la construcción industrializada.

La experiencia compartida por Pérez refleja que, más allá de la adopción de tecnología, el éxito de la industrialización requiere espacios de pilotaje controlado, entornos colaborativos y la firme convicción de que medir, aprender, perseverar son la base de la mejora continua. En consecuencia, la oficina ha optado por vender sus desarrollos a otras compañías, con el fin de elevar la productividad de todo el sector. “Si solo nosotros adoptamos estas mejoras, no alcanzaremos nuestro propósito de transformar el rubro”, apunta el ingeniero. Así, la construcción chilena vislumbra un camino más eficiente y colaborativo, fundamentado en la innovación tecnológica y en la voluntad de integrar a todos los actores desde la concepción misma de cada proyecto.