¡Hoy en día todos queremos innovar! ¿Y cómo no? El mundo nos ha enseñado que los cambios suceden en cualquier momento y con gran fuerza, ¿o acaso ya olvidamos la reciente pandemia? Es por eso, que la innovación debe estar siempre disponible dentro de nuestra caja de herramientas, ya que no solo nos ayuda a resolver grandes problemas encontrando soluciones, sino que puede incluso salvarnos de la muerte.
Para las empresas de la industria de la construcción, innovar nunca ha sido un camino fácil. El día a día, mantener el negocio base, los presupuestos cada vez más acotados y por último el contexto económico actual, pueden ir en desmedro del ejercicio de un cambio significativo, aunque, todos estén al tanto de su necesidad. Por esta razón, tener claridad de lo que queremos resolver, aquello que queremos ganar y lo que queremos apostar es clave a la hora de tomar decisiones; a esto le llamaremos: Estrategia.
La industrialización, es en sí, una estrategia del negocio, que tiene desafíos conocidos y de menor riesgo, pero que también tiene problemáticas de alto impacto y mayor riesgo. Es ahí donde vive la innovación, la cual debe estar al servicio de la estrategia corporativa para focalizar los esfuerzos y disminuir el riesgo en la toma de decisiones.
En resumen, construir una estrategia de innovación con foco en la industrialización requerirá que definamos algunos aspectos clave:
¿A qué le llamaremos innovación? Esto nos permitirá discriminar los proyectos que requieren mayor dedicación, inversión y control, dado su nivel de incertidumbre, y por lo tanto un equipo, interno o externo, encargado del desarrollo de estos proyectos.
¿Dónde innovaremos? ¿Cuáles son los problemas dentro de la industrialización que no tienen solución evidente, y por lo tanto dónde debemos utilizar técnicas innovadoras para identificar la solución?
Focalizar el dónde buscar, nos permitirá acelerar los resultados, concentrándonos en lograr la implementación. Este tema no es trivial a la hora de decidir qué hacer. Muchas empresas lo quieren hacer todo, lo que diluye esfuerzos que son limitados yendo en contra de la obtención rápida de resultados.
¿Qué es lo que queremos lograr? La Meta. Ponernos una meta siempre aumenta la probabilidad de obtener resultados. Alinea a la compañía con lo que se quiere lograr y le da credibilidad al proceso. Elegir un indicador de resultados ad hoc a la empresa es clave para facilitar el lenguaje con los líderes, comité ejecutivo y directorio, y una meta, ambiciosa, pero a la vez realista, apoyará el avance del proceso.
En resumen, la innovación es una herramienta que nos permite resolver problemas de mayor incertidumbre o que no están resueltos de forma satisfactoria. Si pensamos en la industrialización, como un gran proceso de cambio técnico y cultural, claramente nos encontraremos con muchas problemáticas que no tendrán solución evidente dentro de la empresa (puede incluso que la solución exista afuera, pero el incorporarla a la empresa ya es todo un desafío). Es ahí, donde contar con una estrategia que nos permita decidir qué hacer, definiendo límites en términos de recursos y que proponga un camino por donde transitar, alivianará la toma de decisiones, el tiempo en discusiones, el estrés, y por lo tanto permitirá tener mayor tiempo disponible para el “hacer”. De esa manera, se logran los resultados que tanto se anhelan: industrializar para alcanzar el éxito y la sostenibilidad de la construcción.
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