Norma de construcción industrializada impactará positivamente en la productividad de la industria
27 septiembre 2021Por Ricardo Fernández, presidente del Instituto de la Construcción.
Según la Comisión Nacional de Productividad, la industrialización en el sector construcción permite disminuir los plazos de ejecución de un proyecto en un 66%, así como los costos en un 65%.
Incorporar prácticas que permitan estandarizar los procesos, producir en serie, ejecutar las actividades programadas con métodos más definidos y realizar un trabajo continuo, genera otros importantes beneficios tales como evitar los tiempos muertos, reducir de forma significativa las mermas y aumentar la seguridad de los trabajadores.
Asimismo, la incorporación de tecnologías y elementos prefabricados, permiten alcanzar ahorros de hasta un 30% en la generación de residuos y aumentar hasta en un 40% la velocidad de una obra gruesa, así como la calidad a través de más y mejores controles.
En definitiva, la construcción industrializada entrega una mirada integral en un proyecto, comprometiendo a toda la cadena de valor, desde los que diseñan hasta los que desarrollan y ejecutan la obra, logrando, por consiguiente, una mayor productividad, precisión y optimización de los recursos así como el aseguramiento de la calidad.
Sin embargo, para que la construcción industrializada tenga un desarrollo efectivo, es fundamental contar con una normativa que establezca estándares mínimos para el funcionamiento de los sistemas constructivos.
Para ello, a solicitud del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Instituto de la Construcción, luego de que el Consejo de Construcción Industrializada conformara un grupo técnico que identificó la necesidad de una norma chilena, comenzó a trabajar durante el 2020 en la elaboración del “Anteproyecto de norma industrialización”.
El objetivo del comité a cargo de este anteproyecto de norma, fue establecer una mirada común respecto a los términos y definiciones de construcción industrializada para construir un consenso en torno a la terminología a emplear.
Este comité estuvo conformado por representantes de la academia, constructoras, asociaciones, proveedores y servicios públicos. En total, fueron 82 los profesionales participantes que representaron a 51 empresas e instituciones, 13 de ellas socias del Instituto de la Construcción, donde todos contribuyeron de manera significativa y colaborativa.
Esto demuestra el gran interés que despertó la iniciativa y da cuenta de que el tema era percibido como una carencia urgente de abordar. Por lo tanto, la gran participación asegura que estén representados todos los actores del sector construcción y es una garantía de transversalidad, universalidad y consenso, que es el sello con el que trabaja el Instituto de la Construcción.
El borrador del anteproyecto de norma se encuentra actualmente en el Instituto Nacional de Normalización (INN), y pronto pasará a etapa de consulta pública por lo tanto esperamos la participación de todos los profesionales de la industria, de manera de poder contar con esta norma tan esperada.
El desarrollo normativo es un proceso evolutivo y constante, por ello, el Instituto de la Construcción trabaja de forma permanente generando y apoyando proyectos tendientes a elaborar y/o actualizar normas en áreas como productividad, sostenibilidad, calidad, patrimonio histórico, urbanismo, tecnología, materiales, etc., siempre con una visión clara y extensa del contenido y el significado de la gestación de una norma y sus posteriores actualizaciones.
El Instituto de la Construcción es un organismo articulador que reúne a toda la cadena de valor de la industria, desde colegios profesionales y academia hasta empresas privadas, asociaciones gremiales y ministerios y empresas públicas, generando propuestas de alto valor que enriquecen y contribuyen con conocimiento técnico al mejoramiento de nuestra industria.